A dos metros bajo tierra

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Nathaniel Fisher, el dueño de una funeraria, muere en un accidente de tráfico, dejando al cargo del negocio a su hijo David, su mujer Ruth y su hija Claire. Para ayudarles, el hijo mayor, Nate, vuelve al pueblo y termina ayudando en la funeraria a su hermana, a pesar de tener una relación traumática con ese trabajo. Todos los personajes tienen una profunda vida interior, llena de miedos y pasiones, y deberán aprender juntos a conciliar ese trabajo con sus vidas personales. y con los problemas que surjan entre ellos como familia. La serie utiliza como telón de fondo el tema de la muerte y, más concretamente, la vida de aquellos que deben lidiar con ella día a día.

Creada por Alan Ball, guionista de American Beauty (1999) y creador de otra serie de éxito como lo es True Blood, de temática completamente distinta, A dos metros bajo tierra se ha convertido en una de las mejores series de la historia de la televisión, según ha defendido la crítica, que ha destacado su atrevimiento, su 'negrura' y la riqueza de sus personajes, entre muchas otras cosas. A dos metros bajo tierra se refiere no solo a ser enterrado como un cadáver, sino a aquellas emociones y sentimientos que se mueven bajo la superficie. Cuando uno se encuentra rodeado de muerte existe la necesidad de tener experiencias de una cierta intensidad que sirvan de contrapeso... una necesidad de escaparse", ha declarado su creador.

Ganadora de dos Globos de Oro y 6 Emmy, la serie supo desarrollar la humanidad de cada uno de los personajes en sus cinco temporadas, ganando cada vez más adeptos, y lanzando a la fama a actores como Lauren Ambrose (que interpreta a Claire), Peter Krause y muy especialmente Michael C. Hall, quien después protagonizaría otra serie de éxito, Dexter, con un registro completamente distinto a este. La serie está llena de curiosidades: a pesar de que el primero se presentara inicialmente al papel de David, fue escogido finalmente para interpretar a Nate. Lo mismo pasó con Rachel Griffiths, quien dio vida a Brenda, papel que en principio estaba reservado para la actriz Juliette Lewis. Finalmente, y según ha explicado el creador, la química entre la pareja fue tal que tuvieron que decidirse por Griffiths.

El impacto de la serie fue tal que la HBO, la cadena que la lanzó, renovó para una segunda temporada tan solo unos días después de que el primer episodio fuera emitido. Especialmente destacable es el final de la serie, que ha sido considerado en muchas encuestas y por muchos críticos como el mejor final de la historia de la televisión.